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Tipos de jamón ibérico: Guía definitiva para conocerlos todos

tipos de jamón ibérico

¿Qué hace único al jamón ibérico? Un viaje a la tradición y la excelencia

El jamón ibérico no es simplemente otro tipo de jamón; es una experiencia sensorial profundamente arraigada en la tradición y elevada a la excelencia a través de siglos de conocimiento y cuidado. Su singularidad reside en una combinación de factores intrínsecos y procesos meticulosos que lo distinguen de cualquier otro jamón en el mundo.

En primer lugar, la tradición juega un papel crucial. La elaboración del jamón ibérico es un arte transmitido de generación en generación. Las técnicas de salazón, curación y maduración se han perfeccionado a lo largo del tiempo, respetando los ritmos naturales y las condiciones ambientales específicas de cada región productora. Este respeto por el saber hacer ancestral se traduce en un producto final con una complejidad de sabores y aromas inigualable.

En segundo lugar, la búsqueda constante de la excelencia impulsa cada etapa del proceso. Desde la selección genética de los cerdos ibéricos hasta el control exhaustivo de su alimentación y el lento reposo en bodegas, cada detalle se cuida con esmero. Esta dedicación a la calidad se refleja en la textura suave y untuosa, el veteado característico de grasa infiltrada y el bouquet aromático intenso y persistente que definen al auténtico jamón ibérico.

El cerdo ibérico: Raza autóctona y clave de la calidad.

El corazón y el alma del jamón ibérico residen en su protagonista principal: el cerdo de raza ibérica. Esta raza autóctona de la Península Ibérica es fundamental para la calidad y las características distintivas del producto final. No cualquier cerdo puede producir auténtico jamón ibérico.

El cerdo ibérico posee una genética única que le confiere cualidades particulares. Una de las más importantes es su capacidad para infiltrar grasa en el músculo. Esta característica es la responsable del famoso veteado que se observa en las lonchas de jamón ibérico y que aporta jugosidad, terneza y un sabor excepcional. A diferencia de otras razas porcinas, el ibérico almacena la grasa de forma intramuscular, distribuyéndola de manera uniforme y contribuyendo a su textura melosa.

Además de su predisposición genética al infiltrado de grasa, el cerdo ibérico se adapta perfectamente al ecosistema de la dehesa, un paisaje único de pastos, encinas y alcornoques. Su rusticidad y capacidad de pastoreo le permiten aprovechar los recursos naturales de este entorno, especialmente las bellotas durante la montanera (la época de engorde en otoño-invierno).

La alimentación del cerdo ibérico es otro factor crucial que influye directamente en la calidad del jamón. Los cerdos alimentados principalmente con bellotas desarrollan un perfil de sabor dulce y aromático característico, rico en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), similares a los del aceite de oliva, lo que además de su sabor, le confiere propiedades saludables.

Tipos de jamón ibérico según su pureza racial

  • Jamón Ibérico de Bellota 100% Ibérico: La joya de la corona. Este es el jamón ibérico de la más alta calidad. Procede de cerdos de raza ibérica pura (ambos padres 100% ibéricos) que han sido criados en libertad en la dehesa y alimentados exclusivamente con bellotas y pastos naturales durante la montanera. Su sabor es excepcionalmente complejo, con intensas notas a fruto seco, hierba y un sutil dulzor. La textura es untuosa y el veteado de grasa abundante y homogéneo. Es la máxima expresión del jamón ibérico.

 

  • Jamón Ibérico de Bellota: Un sabor intenso y complejo. Este jamón proviene de cerdos ibéricos (con al menos un 50% de pureza racial) que también han sido alimentados con bellotas y pastos naturales durante la montanera en la dehesa. Comparte muchas de las características del 100% ibérico, ofreciendo un sabor intenso y complejo, aunque puede presentar ligeras variaciones debido al porcentaje de raza ibérica. Su calidad sigue siendo muy alta, con una textura jugosa y un aroma profundo.

 

  • Jamón Ibérico de Cebo de Campo: Este tipo de jamón se obtiene de cerdos ibéricos (con al menos un 50% de pureza racial) que se crían en libertad en la dehesa y se alimentan a base de pastos naturales y piensos autorizados. Esto les permite disfrutar de cierto ejercicio y una alimentación variada, lo que se traduce en un sabor más suave y equilibrado que el de bellota, pero con las notas características de la raza ibérica. Su textura es menos grasa que los jamones de bellota.

 

  • Jamón Ibérico de Cebo: Este jamón procede de cerdos ibéricos (con al menos un 50% de pureza racial) que se crían en régimen intensivo y se alimentan exclusivamente con piensos autorizados a base de cereales y leguminosas. Su sabor es más suave y menos complejo que los jamones de bellota o cebo de campo, pero aún conserva ciertas notas distintivas de la raza ibérica. Es una opción más accesible sin renunciar a la calidad ibérica.

 

Un mundo de sabores por descubrir

El universo del jamón ibérico es mucho más amplio de lo que a simple vista pueda parecer. Desde la excelsa pureza del 100% ibérico de bellota hasta la accesible calidad del ibérico de cebo, cada tipo ofrece una experiencia sensorial única, marcada por la raza del cerdo, su alimentación y el terruño donde se cría. Te invitamos a sumergirte en este fascinante mundo de sabores, a explorar las sutiles diferencias entre las distintas categorías y a descubrir tus propias preferencias. No hay una única “mejor” opción, sino un abanico de posibilidades para cada paladar y ocasión. Atrévete a degustar, a comparar y a disfrutar de la riqueza y la tradición que encierra cada loncha de auténtico jamón ibérico. ¡Un viaje gastronómico inolvidable te espera!

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