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Cómo conservar correctamente un jamón ibérico en casa

conservar correctamente un jamón ibérico

Si has adquirido un exquisito jamón o paleta ibérica, sabrás que su sabor y aroma únicos son un tesoro que merece ser cuidado. En este rincón dedicado a los amantes del buen jamón, te guiaremos paso a paso para que sepas cómo conservar correctamente un jamón ibérico en casa, desde los elementos esenciales hasta los secretos para mantenerlo como el primer día. Descubre las claves para que cada loncha que cortes sea una experiencia inolvidable.

¿Por qué es crucial una correcta conservación de tu jamón ibérico?

Adquirir un jamón o paleta ibérica representa una inversión significativa, no solo económica, sino también en términos de sabor y experiencia gastronómica.

Este manjar, fruto de una cuidada crianza y un lento proceso de curación, encierra una complejidad de aromas y texturas que lo convierten en un producto único.

Sin embargo, todo este esmero en su elaboración puede desvanecerse si no se le brinda la atención adecuada una vez que llega a nuestro hogar. Una incorrecta conservación puede ser la diferencia entre disfrutar de cada loncha como una explosión de sabor y ver cómo este tesoro se deteriora, perdiendo sus cualidades organolépticas e incluso volviéndose incomestible.

Conservar correctamente tu jamón ibérico no es solo una cuestión de mantenerlo “intacto”, sino de preservar intacta la experiencia sensorial que lo define. Es asegurar que cada corte libere la intensidad de sus matices, la untuosidad de su grasa infiltrada y el recuerdo de la dehesa.

Es honrar la calidad del producto y garantizar que la inversión realizada se traduzca en momentos de puro deleite gastronómico. Por ello, comprender y aplicar las técnicas adecuadas de conservación es un paso fundamental para cualquier amante del buen jamón.

¿Dónde debe reposar tu tesoro ibérico?

Una vez que tienes tu jamón o paleta ibérica en casa, elegir el lugar adecuado para su reposo es crucial para mantener intactas sus cualidades. El entorno de conservación debe replicar, en la medida de lo posible, las condiciones de las bodegas donde se cura lentamente. Aquí te detallamos los factores clave a tener en cuenta:

Temperatura: Frescor constante

El rango de temperatura ideal para conservar un jamón ibérico entero oscila entre los 15 y los 20 grados centígrados. Esta temperatura permite que la grasa se mantenga en su punto óptimo, sin derretirse ni endurecerse en exceso, lo que afectaría a la textura y el sabor.

Humedad: El equilibrio perfecto

El nivel de humedad ideal se sitúa entre el 50% y el 60%. Una humedad demasiado alta puede propiciar la aparición de moho superficial, mientras que una humedad demasiado baja puede resecar el jamón en exceso, endureciendo su carne y alterando su sabor.

Ventilación: Un aire que respira

Es importante que el lugar de conservación tenga una buena circulación de aire. Esto ayuda a prevenir la acumulación de humedad y la aparición de olores extraños.

Luz: La oscuridad como protectora

La luz directa, especialmente la solar, es perjudicial para el jamón ibérico. Puede oxidar las grasas y alterar su sabor y color.

Trucos para una conservación óptima

Utilizar aceite de oliva virgen extra 

Cuando se termina de cortar el jamón ibérico, la superficie de la carne queda expuesta al aire, lo que puede llevar a su oxidación y a la pérdida de humedad, afectando tanto al color como al sabor. Una técnica utilizada para proteger esta zona es la aplicación de una fina capa de aceite de oliva virgen extra.

Considerar el uso de papel film solo si es necesario

El papel film o plástico de cocina es otra opción que a veces se considera para proteger la zona de corte del jamón ibérico. Si bien puede ofrecer una barrera eficaz contra el aire, su uso requiere precaución debido al riesgo de condensación.

Observar el color y el olor del jamón regularmente

Una de las mejores maneras de asegurar la correcta conservación de tu jamón ibérico es prestar atención a sus características visuales y olfativas de forma regular. Cualquier cambio en el color o la aparición de olores extraños pueden ser señales de que algo no va bien y requieren una acción inmediata.

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